Abordar los problemas de alimentación en niños y niñas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) requiere un enfoque multidisciplinario y comprensivo, ya que los desafíos alimentarios pueden ser variados y complejos. A menudo, los niños con TEA presentan selectividad alimentaria, hipersensibilidad sensorial o dificultades relacionadas con la rigidez cognitiva y el comportamiento repetitivo. En mi caso como nutricionista, mi trabajo será ayudar a diseñar un plan alimenticio equilibrado y saludable, adaptado a las preferencias y necesidades del niño.
A continuación, presento una tabla que puede servir para identificar y soluciones comunes en la alimentación de los niños con TEA.
Participación activa de los padres y cuidadores
Los adultos son los que deben decidir qué y cómo tiene que comer sus hijos (los niños no deben tener ese control aunque si tener en cuenta sus gustos). Los cuidadores deben estar involucrados en el proceso y recibir apoyo e instrucción sobre cómo aplicar estas estrategias en casa. La consistencia entre el hogar y el entorno terapéutico o escolar es clave para mejorar las conductas alimentarias.
Paciencia y flexibilidad
Los cambios en los patrones alimentarios pueden ser lentos, por lo que el enfoque debe ser progresivo y adaptado a las necesidades y características sensoriales del niño. El tiempo que tarda un niño en aceptar nuevos alimentos puede variar considerablemente, y esto es especialmente cierto en niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA). Sin embargo, en términos generales, los estudios sugieren que, en promedio, un niño puede necesitar entre 8 y 15 exposiciones repetidas a un nuevo alimento para aceptarlo o empezar a consumirlo de manera regular. La intervención para problemas alimentarios en niños con TEA debe ser individualizada, teniendo en cuenta las particularidades sensoriales, conductuales y físicas del niño.